La calle es nuestra...

"Tengo pesadillas", "cualquier día me van a coser a tiros en la puerta de mi casa". Se llama Pablo, alias King Kong, tiene 18 años y durante tres perteneció a Los Trinitarios, unas de las bandas latinas que hoy dominan las calles de las grandes ciudades. Pablo está amenazado de muerte desde que abandonó la banda , hace ahora algo más de un año. Vive recluído en casa de sus abuelos en la cara b de la ciudad, uno de esos barrios de Madrid donde muchos bajan el rostro al ver pasar un coche patrulla.




Este artículo lo encontrábamos en El País, el once de octubre de 2009. Cuenta la historia de un antiguo perteneciente a una de las bandas latínas más conflictivas que dominan las calles de las grandes ciudades en España, procedente de la República Dominicana, Los Trinitarios. A día de hoy , este chico amenazado de muerte, cuenta su historia, los hechos, los motivos que le empujaron a adentrasrse en un círculo así, y las consecuencias que esto tuvo.


Podríamos diferenciar en esta historia tre momentos:




Como primer momento el jóven cuenta como se sentía antes de ingresar en la banda. De pequeño era un chico con la autoestima baja, no era nada parecido a un líder en el colegio y las cosas no le iban demasiado bien. Al ser extranjero se enconró con algunas barreras, o lo que nosotros llamamos en intervención educativa, factores de riesgo. El nivel socio-económico de su familia era bastante bajo, vivían en un barrio marginal, además Pablo, era muy tímido cuando era pequeño, los compañeros se reían de él, era tímido en las discotecas, y sentía la necesidad imperiosa de un adolescente de sentirse aceptado en un grupo de iguales. Ésta vulnerabilidad le condujo a ingresar en la banda de los Trinitarios, a los cuales conoció en una discoteca.
Como segundo momento de esta historia, contaremos su periodo de pertenencia a la banda. Durante este periodo se sentía seguro, pertenecía a un grupo donde era aceptado. Estaba en pleno riesgo de exclusión social, y era un riesgo para la sociedad debido a los actos a los que era obligado a cometer, robaba, pegaba a otros jóvenes, etc.
Pero un día, no sabe explicar cuando exactamente, empezó a odiar la violencia, y a ser incapaz de cometer estos actos, por lo que abandonó la banda, dejó de asistir a las reuniones, y esto le costó , el tercer momento de esta historia, una amenaza de muerte por los por los altos cargos de la banda. Por esto, ahora vive con sus abuelos en otro barrio, atento a cada coche que pasa, a cada paso que oye, porque piensa que algún día, vendrán muchos pandilleros a matarle, incluso tiene pesadillas. Éste chico, se encuentra ahora en un estado de miedo, que no le permite hacer su vida con normalidad. Él se siente más libre que nunca, pero tiene miedo.
La solución tomada después de la denuncia que puso en la policía, fué la de ingresarle en un centro de menores de régimen cerrado porque temían por su vida. Ahora que tiene 18 años, debe ir a la calle, ya es mayor de edad. ¿Es que ahora no temen por su vida?
Este chico y su familia, necesitan rehacer su vida de nuevo y para ello es importante una intervención educativa a parte de protección por parte de la policia. No quisiera pensar, que la vida de un inmigrante de 3ª generación no vale lo mismo que la de un español, y al no ser un alto cargo político , por ejemplo, no se le facilitan los medios necesarios para hacer una vida normal.
Como la historia de éste chico, existen cientos en España relacionadas con las bandas callejeras, las cuales se encuentran en un vertiginoso crecimiento.
¿Qué está ocurriendo?

Chicos como Pablo, con dificultades económicas, sociales, problemas en su familia, y otros factores, se sienten aceptados en bandas violentas, cubriendo así necesidades o vacíos creados por sus situaciones personales.
Es necesaria la rápida intervención en estos barrios marginales, es necesario la toma de conciencia y la sensibilización de la sociedad de este tema, que parece que solo atañe cuando pegan a un joven español, mientras tanto, “pueden matarse entre ellos”.
La dificultad de esta intervención, es que los chicos que normalmente acceden a éstas bandas lo hacen desde muy pequeños, suele faltar reiteradamente y en largos periodos a la escuela o instituto, y se desarrollan y viven, podríamos decir, en la calle. Es por eso que las intervenciones educativas deben llevarse a cabo en éstas. No hablamos de un intervención familiar, porque normalmente, los padres de éstos chicos y chicas, son trabajadores de sol a sol, no tienen tiempo de estar en casa debido a su trabajo. Se preocupan de llevar comida a casa, y no tienen tiempo para estar con sus hijos, aconsejarlos, guiarlos, y en definitiva estar atentos de su educación. En este caso, hablaremos solamente de los chicos, aunque siempre sea conveniente abarcar a las familias y a los barrios enteros de manera global.
Como decíamos antes, la calle es el escenario posible de esta intervención, los parques , las plazas donde se reúnen, y el proceso debería consistir en ofrecerles actividades alternativas, por ejemplo actividades deportivas, ya que es conocido, que el deporte es una buena herramienta educativa para chicos de esta edad. Conlleva al fomento de unos valores, el compañerismo, la cooperación, la superación, y también el de la competición, por eso sería necesario tratar este concepto y ayudar a evitar la creación de equipos cerrados, sino darle al juego una variedad de equipos y una flexibilidad , en la que el deporte en sí no signifique una lucha, sino una liberación de agresividad, una actividad sana y con ello fomentar los valores antes mencionados. Es posible y necesario la creación de espacios deportivos gratis y libres, en los que éstos chicos pudieran llevar a cabo sus actividades deportivas. Para ello, haría falta una motivación a través de concursos, competiciones, etc.
Sería conveniente también, ofrecerles y facilitarles actividades alternativas de ocio y culturales con cierta carga educativa, adaptadas a las necesidades y los gustos de éstos chicos, y acercarlas al ámbito donde se desarrollan , ya sean parques, plazas, o colegios. Actividades que realmente les interesen y así crearles unas inquietudes y unas motivaciones para apartarlos de la “mera” calle y de las bandas latinas en concreto.
A través de las actividades culturales , deportivas y de ocio, podrían fomentarse la creatividad, las inquietudes, las habilidades artísticas, los valores de superación, salud, compañerismo, cooperación, etc. Lo que sería un gran paso en el largo proceso que supone este tema.

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